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Mi Historia

By Carmen   |   From : República Dominicana   |   School : Margarita Muñiz Academy

Nací en la República Dominicana, donde las casas eran coloridas cómo una caja de pintura, crecían los frutos de mi familia: plátanos, yuca, aguacates, cerezas. Eran tiempos felices y me acuerdo de salir juntos con mi mamá y mi papá en esa época. De vivir en la cuna del sol dominicano pase a vivir en clima umbrío de Massachusetts junto con mi papa cuando sólo tenía tres años. Me mudé a los Estados Unidos y las cosas al principio eran felices, cuando me mudé para acá, empecé a creer que las cosas irían cambiando lentamente. Desde pequeña me encantaba estar en República Dominicana, me encanta estar afuera jugando con los demás niños o haciendo actividades, patinaba en una pista en un parque, nadaba en una piscina con un celeste cómo el cielo y mar no me importaba que mis ojos se irritaran por el cloro, los niños y yo jugábamos demasiadas cosas cómo escondite y topadito. Aquí en Estados Unidos, cuando salía no sabía cómo interactuar, no sabía cómo llevarme con los demás niños y me afectó mucho en la vida. En la escuela no sabía comunicarme lo suficiente cómo para expresar lo que realmente sentía en mi corazón. Mi corazón era así de alegre y caliente cómo R.D. y aquí en E.E.U.U. se volvió igual de frío que el clima.   

Mi nombre es Carmen Garcia. El significado de mi nombre Carmen es Dios, jardín y paraíso. Me identifico con el Todopoderoso porque Dios siempre ha sido muy importante en mi vida. Desde pequeña he asistido a la iglesia los domingos para ir a conversar. Cuando me siento decaida pienso y le hablo a Dios que me ayude y me de fuerzas a no sentirme de la forma que me siento. Conforme pasaba el tiempo yo nunca dejé de rezarle a Dios que me ayude y que me dé  más fuerzas para poder encontrar la felicidad que me faltaba. Me preguntaban si estaba bien y decía que si pero me faltaba cómo que algo más. Mi papá me involucró en actividades y cómo quiera no le encontraba emoción. Hasta que llegó el deporte softball y ahí encontré todo lo que para mí era felicidad. Hablé con mi papá y le dije que me buscara más lugares para poder seguir jugando con más amistades porque la felicidad era tan grande cómo un niña pequeña. 

En la iglesia conocí a muchas personas increíbles, y también pude aprender muchas cosas cómo las que para poder ayudar a otra persona dándole apoyo emocional el cual yo también necesitaba y recibía, haciendo voluntariados para ayudar a limpiar y brindar comida a las personas . Eso me abrió mucho los ojos porque en la misma iglesia yo le pedía a Dios que me ayude a ayudar a otras personas pero si yo estaba triste también, no iba a tener idea de que era la ayuda. 

Un consejo que le daría a otra persona pasando por lo mismo es que todo va a estar bien. Las cosas pasan por una razón. Dios le pone obstáculos y desafía a sus soldados más fuertes. No que no sean todos soldados pero si hay algunos pasando por situaciones más extremas que la nuestra propia. En esta historia aprendí que tengo que apreciar las cosas más mínimas que tenga y que la felicidad empieza conmigo misma. Yo veía el mundo cómo que se me iba a caer arriba, pero no es así. Tenía que ser optimista algo que no supe hacer pero cuando aprendí, me hice más feliz yo misma con las cosas más pequeñas.

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