La esperanza es aquello que nos mantiene conectados a la vida
By Diana | From : Cuba | School : Mariner High SchoolHola,mi nombre es Diana Laura, nací un 24 de enero del 2008 rodeada de cariño y crecí en una familia llena de amor y esfuerzo. Mi hermana pequeña Lucía es el corazón de nuestro hogar y mis padres, Dainelis y Yeniel siempre trabajaron duro para darnos una vida estable en Cuba. Mi papá tenía un buen trabajo así que nunca nos faltó nada. Vivíamos cómodamente pero había algo que iba más allá de lo material. En un país lleno de restricciones las oportunidades eran pocas y aunque mi familia hacía todo para protegernos siempre había una sensación de que algo nos faltaba: libertad.
Sin embargo tengo muchos recuerdos hermosos de mi país ,yo y mis amigos charlando en el parque,mis veranos con mi familia en Trinidad ,esa pequeña tradición que teníamos de comer toda la familia junta los domingos en casa de mi abuela ,tardes y noches sin corriente pero en las que no faltaban las risas.A mis ojos todo era perfecto en ese momento.
Mi abuela era el centro de nuestra familia como una segunda madre para mí. Era la persona con la que siempre podía contar, la única que me entendía sin juzgarme. Cuando ella murió todo cambió. La casa dejó de sentirse como un hogar y lo que antes era un lugar lleno de amor y unión se volvió vacío. Su ausencia nos rompió por dentro pero también nos llevó a tomar la decisión más difícil de nuestras vidas. Mi papá cansado de la opresión y las injusticias del gobierno se rebeló. Enfrentarse a las autoridades le costó caro fue golpeado y encarcelado por 48 horas. Esa humillación fue el límite. Decidimos venderlo todo y buscar un futuro mejor en los Estados Unidos.
El viaje fue una experiencia que marcó mi vida para siempre. Durante un mes pasamos por lanchas, carros, motos e incluso caballos guiados por los coyotes. En ese tiempo vi cosas que todavía me persiguen, personas perdiendo familiares en el camino, niñas de mi edad siendo abusadas y secuestradas. Había momentos en los que me sentía completamente inútil incapaz de ayudar a otros porque nosotros mismos estábamos luchando por sobrevivir. Mi papá viendo todo esto muchas veces decía que quizás había sido un error salir de Cuba. Pero incluso en los momentos más oscuros trataba de darle ánimo. Le decía “El que tenga miedo a morir que no nazca” Esa frase se volvió nuestra forma de mantenernos enfocados y recordar que no podíamos rendirnos.
Cuando finalmente llegamos a los Estados Unidos nos dimos cuenta de que el viaje era solo el comienzo. El idioma, la cultura, la sensación de ser un extraño en un lugar nuevo todo era un reto. Al principio tuvimos que vivir con mi tía porque no teníamos casa propia. La convivencia fue complicada y había días en los que todo se sentía abrumador. Me sentía fuera de lugar como si este país no fuera para mí. Pero poco a poco aprendí que soy más fuerte de lo que imaginaba. Según mis padres yo era la que los levantaba cuando sentían que ya no podían más. Mi humor y mi manera de ver los problemas fue lo que nos ayudó a seguir adelante como familia.
También otra de las situaciones que me hizo sentir triste pero a la vez esperanzada fue cuando mis padres empezaron a trabajar. Es difícil ver como tu padre de 45 años trabaja día y noche en cosas como carpintería ,jardinería entre otras cosas, como decimos nosotros los cubanos “lo que caiga”, cuando se pasaron años en Cuba estudiando por un diploma que al final, de que sirvio? Pero al final se siente gratificante cuando tienes una casa grande y bonita, toda la comida que quieras y sobre todo no ver la cara de preocupación de tu mamá pensando que podría darnos de comida y las cenas en la tarde llenas de conversaciones al azar y no sobre política o problemas.
Mi hermana Lucía fue mi mayor motivación. Ella me necesita tanto como yo a ella y eso me dio fuerzas para adaptarme. Con el tiempo hice amigos y encontré personas que me hicieron sentir bienvenida. Ellos jugaron un papel fundamental en mi proceso de adaptación. También encontré en el dibujo una forma de expresarme. Cada vez que el dolor, la nostalgia o incluso la alegría me abrumaba tomaba un lápiz y lo dejaba salir en el papel. Era mi manera de procesar todo lo que estaba viviendo.
Hoy mirando hacia atrás sé que todo valió la pena. Aprendí que la paciencia y la resiliencia son esenciales y que ayudar a los demás incluso con un pequeño gesto puede cambiarlo todo. Si pudiera decirle algo a alguien que está pasando por algo similar sería esto, nunca te rindas. No importa cuán oscuro parezca el camino siempre hay una luz al final del túnel.
Esa luz para mí son las personas que amo, mi familia, mis amigos y las libertades que hemos ganado con tanto esfuerzo. Mi futuro ideal no tiene lujos ni extravagancias. Es simple ,quiero una vida tranquila rodeada de las personas que amo con comida en la mesa y la libertad de ser quienes queramos ser.