Una Alegria Apacada
By Dania | From : Honduras | School : Margarita Muniz AcademyUn 20 de abril en un día de primavera muy florido, la casa ubicada en el Copán en el país de Honduras se llenaba de alegría. Ese día había nacido una chica llamada Dania. Ella nació regalando alegría como lo hacen los árboles bellos del otoño. Esa niña fui yo.
Yo estaba curiosa por saber que significaba mi nombre, al investigarlo me di cuenta que quiere decir muchas cosas lindas entre ellas describe a una persona muy divertida como un payaso, amable, y cariñosa como una madre con su hijo.
En lo personal siento que si me identifico con mi nombre, porque aunque no me tome muy literal su significado, yo realmente soy una persona muy divertida, y muy alegre tan alegre como cuando te comes tu comida favorita. Tengo una anécdota que podría ayudarte a entender todo los sentimientos que expreso cuando hablo de mi.
Cuando me mudé a Estados Unidos y empecé a estudiar, recuerdo que me sentí nerviosa, frustrada y con miedo. Ya que no conocía a nadie y no sabia ingles. Llevaba solo medio año en el país. Veía los pasillos grandes, con algunas entradas que tenían escaleras y se dirigían hacia el segundo y tercer nivel, también en los pasillos habían lockers color crema y con muchas personas afuera como si fuera una feria. Entramos al auditorio y hablaron sobre que clases íbamos a tener. Nos daban la bienvenida y nos agruparon. Los grupos eran de más o menos veinte estudiantes cada uno. Aunque hablaban en los dos idiomas (inglés y español) seguía igual de nerviosa. Todo era nuevo para mi y aun no lograba sentirme cómoda.
Con mi grupo fui a mi primera clase que era de ciencias, y me sentaron al lado de una chica con un fleco negro y pelo hasta los hombros. Era callada, demasiada callada, como si fuera una estatua. Por eso tuve que hablarle y pasé vergüenza porque no sabía si hablaba en inglés o español. Y lo hablé con lo poco de inglés que tenía, que era machacado como la masa de plátano. Y cuando le hablé en inglés ella me dijo- solo hablo Espanol. Entonces algo dentro de mí hizo que explotara de alegría al escuchar eso, aunque debo admitir que no lo demuestre. En menos tiempo de lo que pensé le fui cogiendo confianza porque ella hablaba el mismo idioma que yo y se sentía acogedor saber que nos podíamos entender. Ni yo me la creo pero… me puse a contarle toda mi vida en menos de un dia, fue como una reacción al nerviosismo que sentía, ahora cada vez que lo recuerdo me mato de la risa, porque como pude hacer tal cosa.
De hecho, hoy día seguimos tan amigas como la luna y las estrellas y nos divertimos mucho al recordar lo que me pasó el primer día que nos conocimos. Siempre que estamos aburridas, digo alguna bobada y nos echamos a reír, hasta matarnos de la risa. Y actualmente tenemos dos amigas que también andan para arriba y para abajo con nosotras, así como un sube y baja siempre estamos juntas en las buenas y en las malas. Todos dicen que soy la payasa del grupo. Porque siempre las hago reír cuando alguna de ellas se siente mal. Si están aburridas, siempre empiezo a reírme, y ellas empiezan a reír también. Yo intento ayudarlas cada vez que puedo, les doy abrazos y las molesto mucho para que sientan mi amor, tan amplio como la magnitud del cielo. Mi vida no es tan alegre como parece, pero he aprendido a vivir con el dolor y a superar las pruebas de la vida riéndome de ellas, porque… somos muy jóvenes e inmaduros como para rendirnos.